Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

miércoles, 31 de agosto de 2016

También me he sentido sola


Cuando escuchamos la palabra soledad pensamos en ausencia física, en lo que enfrenta una pareja cuando se separa, en lo que sentimos cuando perdemos un ser querido o cuando nos alejamos por circunstancias de la vida.

De acuerdo a la Real Academia Española, la soledad es:
  1. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía
  2. Lugar desierto, o tierra no habitada
  3. Pesar y melancolía que se siente por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o algo
La definición no se aleja de las ideas que surgieron en la mente sobre el concepto, sin embargo cuando queremos expresar lo que sentimos, basados en las experiencias, podríamos presentar puntos de vista diferentes.

Si no estamos solos en este mundo y estamos rodeados de tanta gente, ¿Cómo podemos sentirnos tan solos?

Aunque no queramos reconocerlo a veces, somos seres que nos acostumbramos fácilmente y el tener que salir, por la razón que sea, de nuestro entorno puede crear un sentimiento de desamparo, de soledad.

Si le damos mas importancia de la que debemos a lo que sentimos, podríamos caer en la trampa de la autocompasión.

Más que aceptar ese sentimiento, sería recomendable reflexionar sobre el mismo, hayar las posibles causas e identificar cómo podemos erradicarlo, si reconocemos que nos está haciendo daño.

En ocasiones la soledad puede provocarnos tristeza, vacío, ansiedad, temor e inseguridad. Es como si quisieramos convencernos de que nuestra felicidad depende de algo o alguien y si nos falta hace que sintamos que la vida no tiene sentido.

A través del sentimiento de soledad podemos estar representando un trauma que aún no hemos podido superar.

Tal vez la ausencia de una figura importante en nuestras vidas, una separación no asimilada, la falta de atención por seres queridos, un patrón de abuso, maltrato u hostigamiento haya provocado que nos aferremos a alguien o algo que nos hace sentir queridos y que formamos parte de el. 

A veces pasamos por situaciones donde extrañamos la presencia y el apoyo de personas que son parte de lo que consideramos, nuestro círculo de confianza.

¿Donde están en los momentos que más los necesitamos? ¿A caso no les importa nuestro sufrimiento? ¿Porqué la indiferencia? 

Su silencio irrita nuestros oídos y su distanciamiento nos acerca a la desolación.

¿Serán verdaderamente personas indispensables en nuestras vidas o habremos creado dependencia hacia ellos como un mecanismo de defensa?

Tantas preguntas con respuestas que no queremos escuchar...

Crecimos creyendo que un lazo sanguíneo es razón suficiente para mantener una relación con alguien, independientemente cuán tóxica y perjudicial pueda ser para nosotros.

En momentos críticos es cuando debemos hacer un alto para pensar qué es lo que nos conviene.

El espacio que nos concede el Universo para estar con nosotros mismos puede ser la mejor oportunidad para descubrir que, aunque hayamos experimentado la soledad, contamos con la libertad para movernos de un lugar a otro y crecer dentro de un mundo lleno de opciones que no contemplábamos.

Es fácil  hablar del tema, cuando no se ha pasado por ese proceso que puede resultar duro, triste y difícil, pero ¿Saben qué? Sí, también me he sentido sola...

En momentos donde valoraba la presencia de personas que consideraba importantes, pero su ausencia me enseñó a comprender que la tristeza que pude haber experimentado realmente no fue por ellos sino por mi. 

En ocasiones somos tan crueles y exigentes con nosotros mismos, demostrando con nuestra conducta falta de amor propio.

La realidad es que no estamos solos, hay muchas personas que han recorrido nuestro camino, que han experimentado los mismas emociones, que han sabido superar las dificultades y se han levantado con mayor fuerza.

Conociéndonos más, aprendiendo a ver nuestros defectos como símbolos de autenticidad, identificando lo que podemos mejorar para nuestro propio beneficio, amando lo que nos hace distintos y disfrutando lo que nos hace sentir felices, lograremos sentirnos bien cuando estemos a solas.

Vamos a caminar por la vida construyendo buenas relaciones, sin apegos, y aprendiendo a disfrutar de los reencuentros que permiten valorar los buenos momentos.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario