Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

jueves, 31 de diciembre de 2020

Último día del año 2020


Hoy, ultimo día del año 2020, es un buen momento para reflexionar sobre lo que hemos vivido durante estos 365 días...

Para muchos de nosotros ha sido un año difícil, pues nos ha tocado enfrentar situaciones que quizás jamás imaginamos, sin embargo así como recordamos las lágrimas con sabor a sal que rodaron por nuestras mejillas, las veces que sentimos el pecho apretado, las noches de desvelo, nuestro cuerpo tembloroso por la incertidumbre y el temor por un futuro incierto, también debemos recordar aquellos sucesos que hicieron que nuestro corazón saltara de alegría tales como: esa carta, tarjeta, mensaje y/o llamada inesperada de esa persona que nos dejó saber que a pesar del distanciamiento no estábamos solos. ¡Cómo olvidar esa semilla que decidimos sembrar en una tierra que creíamos muerta, sin embargo germinó devolviéndonos así la esperanza! Y que me dicen de esos abrazos simbólicos que nos hicieron cerrar los ojos y despertaron esa gran imaginación que solíamos tener cuando éramos niños. Recordemos también todas las veces que, contrario a lo que estábamos viviendo, nos levantamos con entusiasmo declarando que sería un buen día siendo esta actitud el equivalente a una cápsula de vitamina que nos proveyó la energía necesaria para mantenernos en pie. Por último, pero no menos importante agradezcamos por todas las almas que tomaron todas sus cargas, luchas, pérdidas, temores y tristezas para entregárselas a Dios, acrecentando su fe y esperanza, y aprendiendo a vivir un día a la vez...

A veces no entendemos los mensajes que recibimos a lo largo de nuestra vida porque estamos muy conmocionados con lo que nos ocurre en el momento, sin embargo el tiempo se encarga de hacernos comprender el porqué y el para qué.

Hace unos años atrás una buena amiga, en un momento de dificultad que identifiqué como una prueba, me dijo lo siguiente: “Norma, no es una prueba, simplemente estás pasando a otro nivel de entendimiento. Estás evolucionando espiritualmente”. En ese momento lo que veía como una carga se convirtió en una oportunidad para crecer y fortalecer mi fe. 

Recuerdo también las palabras de un primo muy querido: “No hay felicidad completa”. Esa frase puede sonar pesimista, pero es nuestra percepción lo que hace la diferencia, así como la actitud que asumimos ante las situaciones que se nos presentan en la vida. Si bien es cierto que no hay felicidad completa, también es cierto que no debemos perder la oportunidad de sonreír y mantener un estado de gratitud, aún en medio de los momentos que percibimos como difíciles y retantes. No debemos esperar a alcanzar ese estado de felicidad plena y/o condicionarlo a tener o lograr x cosa para disfrutar la vida. 

Que no importe el tiempo que nos tome alcanzar una meta y/o ver cumplido un sueño, tampoco las circunstancias sino todo lo bueno que podamos recoger en el camino, todo lo que podamos crecer humana y espiritualmente, todo lo que podamos aportar para el bienestar de todos, pero sobretodo aprender a agradecer y disfrutar el proceso. 

¡Por un nuevo año donde reine la fe, la esperanza y el amor! 🥂🎉🙏🏼🌟💖🌻

¡Felicidades!

Les desea, Norma Riera Fernández 


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