Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

viernes, 7 de abril de 2023

Tu cuarto vacío…


Cuánto quisiera poder regresar al tiempo en el que dos manos no me daban para cargar en un solo viaje todo lo que necesitabas (pañales, leche, ropa, medicamentos, coche, asiento protector, entre otras cosas más) para estar bien…En ese tiempo el peso físico era mucho pero el amor por ti lo hacía más liviano para mi corazón. Hoy miro atrás y es imposible que mis ojos no se achiquen, mi frente se arrugue y que pueda contener las lágrimas que se asoman por la nostalgia y el añoro.


Pareciera que en un abrir y cerrar de ojos todo cambió, pero la verdad es que han pasado varios años y quizás no fue hasta este momento en que me di cuenta de que ya no dependes de mí. 


Entendía que ese día estaba lejos, que aún quedaban varios años más para verte partir, pero hoy al asomarme a la puerta vi tu cuarto vacío…


Las palabras no son suficientes para expresar la tristeza que sentí en mi corazón. Mi pecho se comprimió, tenía un taco fuerte en mi garganta y mis ojos se inundaron de lágrimas al no ver tus cosas. El cuadro con imágenes del mar, que se me pareció a ti, aún cuelga de la pared y al mirarlo te imagino en tus aventuras y paseos a la playa para pasar un buen rato o ver la caída del sol. 


Tengo que reconocer que eres valiente, haz querido valerte por ti misma, asumido responsabilidades desde muy joven y diste los pasos que hubiera querido dar cuando tenía tu edad. 


Me haz enseñado mucho y he podido comprender que ser mayor no será siempre igual a tener la razón o que seré capaz de tomar mejores decisiones basadas en mi experiencia. En ocasiones los adultos creemos que por haber recorrido el mismo camino conocemos cuál será su destino, pero nos olvidamos que el mundo está en constante cambio y que con el tiempo se van descubriendo otras formas de hacer las cosas. Resistirnos a evolucionar y respetar las diferencias entre generaciones nos alejará cada vez más de la armonía, la paz y la confraternización que queremos alcanzar. 


En estos días también he pensado en que nuestro afán, como padres, de mostrarnos fuertes ante los hijos, evitando a toda costa que salga a la luz nuestra vulnerabilidad ha sido un gran error. ¿Qué hay de malo en expresar nuestros sentimientos? Hay momentos en que nos sentimos tristes, frustrados, con coraje, desanimados, angustiados, preocupados y no hay nada malo en ello, pero creemos que ocultándolo podremos mantener la seguridad, la confianza, la autoridad y el respeto que le inspiramos a nuestros hijos. No quiero coger pon con esto que acabo de exponer, pues sé que como adulta tengo la capacidad de modificar mi conducta y de ser mejor persona, pero puedo mencionar que aprendí a crecer sin abrazos y sin escuchar un te quiero o un te amo. Llorar o expresar lo que sentía no era bueno y aunque poco a poco fui aprendiendo a ser más expresiva, a estas alturas de mi vida me falta camino por recorrer. A lo que quiero llegar es que como seres humanos necesitamos espacio y libertad para expresar lo que sentimos porque vivir reprimidos nos ha llevado por el camino de la ansiedad, la depresión, la falta de concentración y la falta de capacidad para afrontar los retos y dificultades que se nos presentan en la vida. No, no es bueno callar, ni aguantar las ganas de llorar, ni sentirnos intimidados, ni disimular el coraje, la frustración y la angustia que podamos sentir. Lo que callamos y/o dejamos dentro se convierte tarde o temprano en enfermedades, condiciones de salud y nos incapacita.


Quizás como madre he sido exigente, insistente y exagerada, pero no podía criar princesas y princesos para un mundo cada vez más retante, lleno de tanta falsedad y maldad. Y lo que digo no es para fomentar el ojo por ojo y diente por diente, sino más bien porque quiero que sean buenas personas, que mantengan sus buenos valores, pero que estén alertas y no confíen a ciegas en aquellos que se muestran como amigos y a sus espaldas les traicionan o las parejas que dicen amarles para poder obtener lo que verdaderamente les interesa de ustedes y/o que aparentan ser fieles, pero se la pasan coqueteándole al primero que encuentran, dejándoles el corazón roto.


Sé que a pesar de mis buenos deseos e intenciones, las malas experiencias y el sufrimiento pueden colarse en sus vidas, pero quisiera que contaran, primero que todo, con el apoyo de nosotros, sus padres, y también con las herramientas, la independencia y el valor de levantarse, valerse por sí mismos y seguir adelante. 


Muchas veces escuché a padres, que habían vivido la experiencia, hablar sobre el síndrome del nido vacío, sin embargo no imaginaba lo difícil que podía ser hasta que me tocó. Hay sucesos que necesitamos vivirlos para poder comprender el impacto que provocan en nuestras vidas. 


El tiempo pasa tan rápido y a veces desperdiciamos oportunidades, momentos y la cercanía de los que amamos porque creemos que estarán ahí por siempre, pero un día nos levantamos y nos damos cuenta de que solo nos quedan los recuerdos, las fotografías y el amor que llevamos dentro. 


Estamos de pasada en esta vida y el tiempo que creemos tener para hacer lo que queremos y estar con quienes amamos, muchas veces es menos de lo que imaginamos. Por eso no podemos dar por sentado que tendremos oportunidades adicionales para reponer encuentros que cancelamos, abrazos que no dimos y palabras que no dijimos. 


Aún cierro la puerta de tu habitación para imaginar que estás allí y poder aprender a vivir con tu ausencia y aunque confieso que le he pedido a Dios que regreses, también le pido que ilumine tu camino, que escuche tu corazón y que te permita cumplir lo que anhelas, aunque eso provoque que no regreses. Un padre que ama a sus hijos, solo quiere lo mejor para ellos, que puedan triunfar en la vida y ser personas de bien. Siempre estarán presentes en nuestras oraciones y en nuestros corazones.


Los hijos llegan a nuestras vidas para enseñarnos cuán capaces somos de amar, criar y cuidar a otra criatura, pero también nos enseñan a vivir sin un pedazo de nuestro corazón cuando emprenden su vuelo. 


Que todo lo bueno te siga y te encuentre. Que Dios te bendiga y te acompañe siempre y que puedas seguir descubriendo en el camino lo valiosa, valiente y capaz que eres de lograr lo que te propongas. 


Te amo, 

Mamá 


Escrito por Norma Riera Fernández