Foto cortesía de: Ana L. Zabala Fernández
¡Cómo quisiera poder sostener tu mano toda la vida para guiarte y caminar de tu lado observando tu rostro sorprendid@ ante las cosas sencillas que te parecían impresionantes, seguido de tus preguntas: ¿Qué es eso?, ¿Porqué?, Para qué?!
El reto de ser una buena madre y de aprender a crecer emocionalmente contigo provocó que los años pasaran frente a mí sin darme cuenta de que pasabas de una etapa de desarrollo a la otra haciéndote cada vez más independiente y necesitando menos de mí.
Si tan solo pudiera dar marcha atrás...
Quiero que entiendas que cuando te he reprendido y/0 corregido lo hago porque me importas, porque quiero hacerte más fuerte, responsable y convertirte en mejor persona.
Quisiera poder protegerte de los peligros de la calle, de los enemigos disfrazados de amigos, de aquellos que desean romperte el corazón, de los que te envidian y se empeñan en hacerte dudar del gran potencial que hay dentro de ti.
En cada oración le pido a Dios que te bendiga, te cuide, te proteja, te haga una persona de bien y te de la sabiduría para tomar decisiones correctas.
Quizás desconoces las veces que he llorado cuando haz estado enferm@ o cuando algo y/o alguien te ha hecho sufrir. Solo deseo que la vida permita que tengas experiencias que te ayuden a crecer como ser humano, que tengas el coraje y la valentía de luchar por lo que quieres, que seas noble, humilde y que comprendas que tienes derecho a ser feliz.
Por más que desearía, no puedo retroceder el tiempo para hacer las cosas que no hice, enseñarte lo que no te enseñé, tomar mejores decisiones o enmendar los errores cometidos, sin embargo lo que sí puedo asegurarte es que te he dado lo mejor de mí y que no importan los años, ni cuán lejos puedas estar, te llevaré en mi corazón, siempre seré tu mamá y mi alma irá de la mano contigo.
Escrito por: Norma Riera
*Dedicado a mis hijos: Xavier Montes Riera y Génesis Montes Riera.
