Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

miércoles, 29 de mayo de 2019

Niños de Papel

Niños de Papel

En una era tan retante, donde la innovación y la evolución demandan cada vez más de los seres humanos, estamos desarrollando Niños de Papel...

Procuramos trabajar arduamente, ignorando el agotamiento físico y mental que este esfuerzo pueda producir, para que nuestros hij@s no carezcan de las cosas materiales que quizás nos faltaron y que entendemos pudieron habernos hecho “felices”.

Creemos que es importante proveerles los mejores artefactos electrónicos, el mejor calzado, una casa más grande, vestimenta de marcas costosas y reconocidas, llevarlos anualmente de viaje porque deben estar a la par con los hij@s del vecino, los compañer@s de escuela y/o sus prim@s.

Llegamos agotados de nuestros trabajos y/o compromisos y si no podemos preparar un banquete para la cena
, por la falta de ánimo y de tiempo, compramos lo que ellos deseen porque el pedacito de pan o el arroz blanco con huevo frito que nos daban en nuestra niñez simboliza carencia, pobreza y eso podría afectar emocionalmente a la "Luz de Nuestros Ojos".

Nos limitamos de asignar tareas domésticas y/o pedirles su cooperación en algún proyecto familiar porque esa responsabilidad no les corresponde y les estaríamos cargando a tan corta edad, lo que podría traumatizarlos y/o afectar su desempeño académico.

Les enseñamos que somos tan imperfectos que debemos cambiar nuestra imagen y ajustarla a lo que esté a la moda (estilo, peso, ropa, etc...), de lo contrario seremos rechazados en la sociedad.

En el aspecto espiritual, echamos a un lado la educación y el tema de la fe, las enseñanzas sobre el bien y el mal, la necesidad de creer en la Divinidad porque guiarles por ese camino contribuiría a desarrollar seres humanos débiles, sin malicia, incapaces de defenderse en este mundo de víboras.

Preferimos ceder ante las pataletas y los reclamos de un ser inmaduro, permitiendo que elija lo que "superficialmente" le hace feliz ya que resistirnos a sus peticiones y caprichos afectaría la armonía en nuestra familia.

Caemos en el juego de ser permisivos, de criar con libertad extrema, dejándoles adentrarse cada vez más en un mundo irreal (redes sociales, juegos electrónicos, entre otros...) para luego enfrentarnos ante seres con baja autoestima, inseguros, con poca tolerancia, incapaces de desenvolverse en un mundo que demanda mucho de ellos.

 El adolescente llega a la adultez con una alta dependencia de sus padres o encargados, con los mismos temores de cuando era un niñ@ y con una necesidad urgente de aceptación entre sus pares.

Niños de Papel,
que al mínimo reflejo de los rayos del sol
se queman la piel y se convierten en cenizas...

Que de mojarse en la lluvia se parten en pedazos
 y se disuelven en el agua...

Que cuando la vida les aprieta fuerte
no tienen la capacidad de defenderse ni de reponerse... 

Les hacemos ver que fortalecer su autoestima,
valorar lo que tienen,
aceptar que son seres distintos,
apreciar y cuidar la naturaleza,
respetar la vida y vivir en gratitud
 es algo trivial...

Sin embargo, se nos olvida qué nos ha convertido en lo que somos hoy...

Que la resiliencia,
fortaleza y la fe que tenemos hoy día
ha sido por los retos, dificultades
y enseñanzas en nuestra niñez...

Los niños NO necesitan facilitadores que le permitan vivir en un mundo de fantasía, sino personas que les ayuden a comprender la realidad de la vida, la cuál podemos comparar con una montaña rusa, a veces estarán arriba y otras veces estarán abajo, pero lo importante es que puedan contar con la capacidad de adaptarse, sin perder su esencia, sin faltar a sus enseñanzas y creencias, manteniendo intacto su valor como seres humanos.

Dejemos de cargarlos durante toda la vida! Vamos a llevarlos de la mano hasta que descubran que son seres independientes con la capacidad de crecer, desarrollarse y valerse por sí mismos, sin que olviden que son nuestro mayor orgullo y que contarán con nuestro aplauso durante sus logros y con nuestro abrazo en los momentos difíciles.



Escrito por: Norma Riera