Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

sábado, 21 de julio de 2018

Ser feliz, propósito de vida...



Escuchamos con frecuencia que la llegada de un hijo (a) llena a la familia de felicidad, sin embargo si ese es nuestro propósito de vida; ¿porqué hay tantas personas que no se sienten felices? 

Según la Real Academia Española, la felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física.

A muchos de nosotros nos enseñaron cuando pequeños a respetar a los adultos, a pedir permiso, a ser agradecidos, a ayudar al prójimo, a imitar comportamientos que fueran "correctos", a estudiar, a trabajar y entre esas enseñanzas tal vez se quedó una de las más importantes: aprender a ser feliz.

Algunos crecieron pensando que para ser felices debían tener bienes materiales, una buena capacidad intelectual, dinero en los bolsillos, ser saludables, pertenecer a x congregación, tener pareja, destacarse con algún talento o destreza, recibir reconocimientos o elogios de los demás, entre otros...

Tal vez en nuestra vida hemos procurado complacer a nuestros padres, a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros amigos, pero cuando nos quedamos a solas y nos miramos al espejo, se nos hace tan difícil reconocer a esa persona que estamos viendo, pues hemos perdido nuestra propia identidad.

¿Podremos ser capaces de aceptarnos tal cuál somos sin querer parecernos a nadie?, ¿Tendremos el valor de darnos nuestro espacio y nuestro lugar para cuidar de ese ser que trajo felicidad a una familia el día de su nacimiento?

Andando por el camino de la vida he escuchado la opinión de diferentes personas y he tenido la mía propia acerca de la felicidad. No puedo decir quién tiene la razón ya que cada uno expresa lo que percibe de acuerdo a su experiencia personal y/o las circunstancias que le rodean. Hoy podemos opinar de una manera y mañana de otra. 

Algunas de las afirmaciones que he escuchado son:

"Si me pego en la lotería, seré muy feliz"

"La felicidad no existe"

"No hay felicidad completa"

No esperemos hallar la felicidad al cumplir una meta o en el momento que podamos conseguir un bien material anhelado, mucho menos a través de otras personas porque, aunque parezca posible, no tenemos el control de las acciones y decisiones de los demás.

Ser feliz es una decisión. Es sentirse satisfecho y agradecidos por lo que tenemos. Ser feliz es vivir y disfrutar el momento sin opacarlo con la tristeza del pasado ni el estrés que puede provocar un futuro incierto. 

Podemos ser felices en medio de las dificultades, de las pérdidas, de quebrantos de salud porque ser feliz debe ser nuestro propósito de vida. 

El único momento que debe habitar en nuestro pensamiento es ahora, sin importar lo que hayamos vivido, sin preocuparnos que será del futuro. Vivir fuera de tiempo hace que perdamos esos instantes valiosos que de haber estado atentos y conscientes hubieran contribuido positivamente a nuestro estado de ánimo. 

Si viéramos nuestra felicidad, más que una caridad, como nuestra mayor responsabilidad, todo sería diferente. Pondríamos empeño en cuidarnos, dedicaríamos más tiempo a actividades que nos gustan y nos amaríamos un poco más.

No se trata de ser egoístas, por el contrario, procurando ser felices podemos ser mejores seres humanos y podríamos mostrarle a los demás que es posible serlo.

Seamos felices con las cosas más simples, sintámonos satisfechos con nuestra vida, aprendamos a decir "NO" sin sentirnos culpables, alimentemos nuestra mente con pensamientos positivos, vamos a querernos y a cuidarnos más. 

¡Ser feliz es nuestro derecho y nuestro deber! 

Escrito por Norma Riera

*Foto cortesía de mi gran amigo, Federico V. Justiniano