Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

domingo, 11 de septiembre de 2016

Sin querer, te dije adiós


Hoy escribe el corazón, no solo a través de mis sentimientos sino a través del sentimiento de mi esposo, pues la mano tiembla y en los ojos se desborda la tristeza...

Una llamada anunciaba que había llegado el momento que no deseaba, el de tu partida.

Los pensamientos y el agite del corazón imposibilitaban mi coordinación. Salí apresurado a tu encuentro y te hallé muy desmejorado en aquél cuarto de hospital. Sentía tanto ruido a tu alrededor y en mi mente, sin embargo yacías en la cama en silencio con dificultad para respirar y sin poder regalarme tu mirada...

Viejo, mi querido viejo,

Desde mis adentros te gritaba: ¡Resiste! No me dejes solo en este valle de angustia y dolor.

¡Cuánta rabia siento por todo el tiempo que pasé sin ti! ¡Cuánta falta me hizo tenerte a mi lado!

El coraje que siento no es contigo sino con las circunstancias que me alejaron de ti.

Sostenía tu mano como hubiera deseado que lo hicieras con la mía, tratando de imaginar a ese niño, tu único varón, que soñó con sentirse seguro a tu lado.

Era sorprendente el buen humor que mantenías, aún en medio del sufrimiento y el dolor que provocaba tu estado de salud. Fuiste un guerrero y un hombre muy valiente.

Observo con tristeza el monitor del cuarto donde te vi por última vez ya que cada cifra reducida me mostraba el tiempo que quedaba para despedirme de ti.

No te vayas, papá, no te vayas. Pero ya el reloj se había detenido y tu corazón dejó de latir. ¡Cuánto dolor siento dentro de mi!

El cielo se ha mostrado solidario con mi pena, resintiendo y llorando tu ausencia...

Hoy sufro tu partida, que deja un gran vacío en mi corazón.

Fuiste un buen tipo, mi viejo. Asi te recordaré por siempre.

Agradezco que te hayas ido a mi lado, aunque sin querer, te dije adiós.

Te amo,
Xavier (Buby)

En memoria de Emilio Montes Borrás