Diario de una mariposa

Diario de una mariposa

sábado, 7 de mayo de 2016

No nací para ser feliz

 

No nací para ser feliz 

Esas fueron sus palabras...

Calaron muy hondo dentro de mi, tal vez por lo que significa esa persona en mi vida o quizás porque cuando hice un recuento de las situaciones y eventos díficiles que he vivido me miré en su espejo y mi boca había declarado lo mismo.

¡Cuánto sufrimiento podemos conservar dentro de nuestro ser para aceptar esa sentencia de muerte! Puedo sonar fuerte, sin embargo pienso que quien entiende que es un infeliz solo ve su cuerpo vagando por el mundo, su alma ha muerto.

¡Cuántas personas han caído en la trampa de una vida sin sentido y sin propósito! Van en fila con gringolas en sus ojos, como va al matadero la res...despojados de toda esperanza.

Culpamos al sistema, a la familia, al gobierno, a la suerte, evitando a toda costa mirarnos a nosotros mismos para identificar y aceptar que la falta de acción, los temores, inseguridades y nuestra falta de amor propio son los personajes principales de la obra que hemos desarrollado llamada: "Vida".

Existen otros factores que pueden contribuir a nuestro estado emocional y que en muchas ocasiones le restamos importancia.

Hace unos meses, en un día ordinario, conocí a unas damas extraordinarias, entre ellas a Aiza Gallardo, autora del libro: Transforma tu mente y atrévete a ser feliz", quien invita en su libro y cito a hacer el siguiente ejercicio:

"Identifica quienes son las cinco (5) personas con las que más tu compartes. Como están los frutos de su vida, están los tuyos. Los frutos de ellos te dicen tu jornada".

En ocasiones nos enfrentamos a realidades que no queremos ver, escuchar, tan siquiera hablar, sin embargo cuando estamos concientes del efecto que causa esa resistencia en nosotros aprendemos a ser selectivos a la hora de escoger con quien compartimos y a tomar decisiones en beneficio de nuestra felicidad.

Somos seres que nos relacionamos por lo que debemos sembrar amor, esperanza y ánimo a nuestro alrededor para que sea lo que prevalezca entre nosotros.

Si nos detenemos a reflexionar sobre la vida del ser humano, nos daremos cuenta que el estado emocional no lo define el lugar de procedencia, el núcleo familiar, la clase social a la que pertenece, la cultura, el color de piel, los ideales, el género ni la edad.

Hasta quien pasa dificultades y vicisitudes puede sentirse feliz, porque ese estilo de vida es una decisión personal.

Necesitamos reconocer que pudimos ser víctimas de una persona, de unas circunstancias y/o hasta de nosotros mismos. Tal vez nos faltó amarnos y valorarnos más, sin embargo, ¿Qué podemos hacer con lo que pasó? Nada. Debemos comprender que lo que hayamos vivido o estemos viviendo no es lo que definirá nuestro futuro sino cómo recibimos y utilizamos estas experiencias.

En el proceso de metamorfosis de una mariposa, la oruga va tejiendo por unos días la pupa, un saco cónico de color verde donde ocurrirá la transformación mas espectacular y fascinante.

Si reflexionamos sobre este proceso y lo humanizamos, podríamos comprender que cada persona tiene una percepción distinta de lo que ocurre en su vida. Algunos tomarán las dificultades que se les presentan para andar por la vida agonizando, sin propósito y recogerán cada pedazo de piel que se les ha caído para construir su propia tumba. Otros tomarán esas experiencias para tejer una pupa con amor porque saben que en ella desarrollarán las más hermosas y coloridas alas, esas que abrirán al mundo y que transformarán sus vidas.

Si nuestros ojos se han abierto a un nuevo día, no es para que sea uno más sino para que tengamos la oportunidad de ser felices. ¿Para qué nacimos? 

La respuesta está en nuestro corazón...